Enfermedad
de Crohn
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Enfermedad de Crohn

La enfermedad de Crohn pertenece al grupo de trastornos conocidos como enfermedad inflamatoria intestinal.

Definición

Un diagnóstico de enfermedad de Crohn significa que un paciente tiene una enfermedad inflamatoria intestinal, o EII para abreviar. Además de la enfermedad de Crohn, la EII también incluye colitis ulcerosa y colitis microscópica. Todas estas condiciones se caracterizan por la inflamación crónica, que se encuentra principalmente en el intestino. Los síntomas y la evolución a largo plazo de estas afecciones pueden variar mucho.

La enfermedad de Crohn puede afectar todas las secciones del tracto digestivo, desde la boca hasta el ano, lo que la hace diferente de las otras EII-que generalmente afectan solo al intestino grueso (colon). Además, la inflamación puede extenderse desde la mucosa del intestino hasta las capas subyacentes de la pared intestinal (llamada inflamación transmural). Esta inflamación crónica a través de toda la pared intestinal puede conducir a complicaciones como fístulas (paso anormal entre el intestino y otros órganos) y/ o estrechamiento del intestino (estenosis).

Las secciones del tracto digestivo afectadas por la inflamación pueden variar de un paciente a otro. La enfermedad afecta más comúnmente al último segmento del intestino delgado (el íleon terminal), a menudo junto con el colon ascendente.

La causa precisa de la enfermedad de Crohn no se conoce actualmente. Una interacción entre ciertas predisposiciones genéticas y factores ambientales (como fumar) puede conducir a la inflamación intestinal crónica. El sistema inmunológico también juega un papel en el desarrollo de la enfermedad.

Se estima que la sufren más de 350 000 personas en España. La incidencia de la enfermedad de Crohn en España es más elevada que en los países vecinos. Además, el número de diagnósticos va en aumento; se calcula que son entre 4000 y 5000 casos al año.

Aunque la mayoría de estos pacientes desarrollan la enfermedad por primera vez a los 20 años, teóricamente puede comenzar a cualquier edad, incluso en niños y personas mayores.

Los síntomas típicos de la enfermedad de Crohn son dolor abdominal, espasmos abdominales, diarrea y flatulencia. Los pacientes graves pueden tener hasta 15 deposiciones al día, con heces que son acuosas pero rara vez contienen sangre.

Otros síntomas comunes de la enfermedad de Crohn incluyen pérdida de apetito, pérdida de peso no deseada, fiebre, fatiga y agotamiento. Los pacientes también pueden desarrollar desnutrición como resultado de la pérdida de nutrientes causada por la diarrea.

La inflamación crónica puede conducir a complicaciones como acumulación de pus (absceso) o estrechamiento del intestino (estenosis). Los pacientes también pueden desarrollar fístulas, que son pasajes anormales entre los intestinos y otros órganos, como la cavidad abdominal, o hacia el exterior por fístulas anales. Estas complicaciones pueden conducir a la formación de tejido cicatricial en los intestinos, lo que resulta en un mayor riesgo de obstrucción intestinal (parcial o completa).

Los pacientes con enfermedad de Crohn también experimentan con frecuencia síntomas fuera del intestino llamados manifestaciones extraintestinales, que pueden afectar el hígado, los conductos biliares, la piel, los ojos y las articulaciones.

Diagnóstico

Los médicos generalmente sospechan la enfermedad de Crohn en función de los síntomas clínicos de un paciente, el historial médico del paciente y un examen clínico.

El propósito de recopilar el historial médico de un paciente es averiguar sus síntomas actuales, cuánto duran y qué tan intensos son.

A los pacientes también se les pregunta sobre otros factores de riesgo como fumar. También es importante saber si alguno de los miembros de la familia del paciente es consciente de tener la enfermedad de Crohn u otra enfermedad inflamatoria intestinal (EII). El médico debe preguntar específicamente sobre las manifestaciones extraintestinales, ya que estas pueden representar los síntomas primarios si los síntomas abdominales son leves.

Durante un examen físico, se mide el peso y la altura de un paciente, y se exploran el abdomen y el recto.

Las pruebas de laboratorio ordenadas por el médico proporcionarán una indicación de los niveles sanguíneos generales y especialmente sobre los parámetros de inflamación, como la proteína C reactiva (PCR).

Si la historia clínica y el examen físico de un paciente proporcionan indicaciones de la enfermedad de Crohn, generalmente se realizan exámenes adicionales para confirmar el diagnóstico. Estos procedimientos incluyen un examen mediante ecografía intestinal.

La confirmación final del diagnóstico se realiza mediante colonoscopia. Una colonoscopia es un examen endoscópico para buscar inflamación en los intestinos y, si se encuentra, para determinar la localización y la extensión de la misma.

Después de que se haya realizado una ecografía y una colonoscopia, se puede realizar una radiografía del abdomen, una tomografía computarizada (TC) o una resonancia magnética (IRM) para aclarar cualquier circunstancia especial. Una endoscopia del estómago o el intestino delgado (enteroscopia de doble balón) puede ser necesaria para evaluar la situación en el tracto digestivo superior.

Perspectiva y pronóstico

La enfermedad de Crohn suele progresar con brotes. Hay dos tipos de fases: las fases de enfermedad aguda con síntomas que a veces son graves, y las fases con baja actividad de la enfermedad. Sin embargo, pueden producirse recaídas (recidivas) después de períodos más o menos largos de baja actividad. Cuando la inflamación reaparece, otro tipo de tratamiento suele devolver la enfermedad a la remisión.

Es muy difícil o incluso imposible predecir si un caso individual de enfermedad de Crohn tendrá una inflamación leve o grave, o si se producirán recaídas y con qué frecuencia, especialmente si no se observa al paciente durante mucho tiempo.

Según nuestros conocimientos actuales, la enfermedad de Crohn apenas afecta a la esperanza de vida, siempre que se detecte a tiempo y se trate adecuadamente. Por eso es importante que el médico realice revisiones periódicas para detectar y tratar a tiempo los brotes inminentes o las complicaciones.